El cáncer de ovario es una enfermedad multifacética, influenciada por una amplia gama de factores [1]. Estos factores pueden ser categorizados en genéticos, ambientales o relacionados con el estilo de vida [2]. Las mutaciones genéticas, especialmente en los genes BRCA1 y BRCA2, se sabe que elevan significativamente el riesgo de cáncer de ovario [3]. Estos genes juegan un papel crucial en la reparación del ADN dañado. Cuando estos genes fallan, puede llevar a un crecimiento celular descontrolado, potencialmente resultando en cáncer [4].
La edad es otro factor significativo [5]. El cáncer de ovario es más prevalente en mujeres mayores de 50 años, y el riesgo continúa escalando con la edad [6]. Los factores hormonales también tienen un papel que jugar [7]. Las mujeres que nunca han estado embarazadas, que comenzaron a menstruar a una edad temprana, o que entraron a la menopausia tarde tienen un riesgo más alto de desarrollar cáncer de ovario [8].
Los factores ambientales y de estilo de vida también contribuyen al riesgo de cáncer de ovario [9]. Estos factores incluyen:
Sin embargo, es crucial entender que tener uno o más de estos factores de riesgo no necesariamente significa que desarrollarás cáncer de ovario [11]. Simplemente implica que tu riesgo es mayor que el promedio [12].
Por último, un historial de endometriosis, una condición en la que el tejido similar al revestimiento del útero crece fuera del útero, se ha asociado con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer de ovario [13]. Los chequeos regulares y las discusiones con tu médico son esenciales, especialmente si tienes un historial familiar de cáncer de ovario o de mama [14].