El cáncer de ovario no es exclusivo de las mujeres posmenopáusicas, también puede afectar a las mujeres más jóvenes [1]. Los síntomas a menudo son sutiles y pueden confundirse con otras condiciones, lo que hace que la detección temprana sea un desafío [2]. Los síntomas más comunes son la hinchazón, el dolor pélvico o abdominal, la dificultad para comer o la sensación de llenura rápida, y los síntomas urinarios como la urgencia o la frecuencia [3]. Estos síntomas suelen ser persistentes y representan un cambio respecto a la normalidad [4].
Otros síntomas pueden incluir fatiga, indigestión, dolor de espalda, dolor durante el sexo, estreñimiento e irregularidades menstruales [5]. Sin embargo, estos síntomas también pueden estar asociados con muchas otras condiciones de salud, por lo que el cáncer de ovario a menudo no se diagnostica hasta etapas más avanzadas [6]. Es importante recordar que tener estos síntomas no necesariamente significa que tienes cáncer de ovario, pero si estás experimentando síntomas persistentes, es crucial consultar con un profesional de la salud [7].
Los factores de riesgo para el cáncer de ovario en mujeres jóvenes incluyen un historial familiar de cáncer de ovario o de mama, ciertas mutaciones genéticas (BRCA1 o BRCA2), endometriosis y edad [8]. Aunque el cáncer de ovario es raro en mujeres menores de 40 años, el riesgo aumenta con la edad [9].
La detección temprana del cáncer de ovario mejora significativamente las posibilidades de un tratamiento exitoso [10]. Las revisiones ginecológicas regulares, el conocimiento de los síntomas y la comprensión de tus factores de riesgo personales pueden ayudar en la detección temprana [11]. Si tienes alguna preocupación sobre los síntomas o los factores de riesgo, no dudes en discutirlos con tu médico [12].