El cáncer de vesícula biliar es una forma rara pero agresiva de cáncer que se origina en la vesícula biliar, un pequeño órgano situado debajo del hígado[1]. El papel principal de la vesícula biliar es almacenar la bilis, un fluido digestivo que produce el hígado[2]. Este tipo de cáncer a menudo se detecta tarde debido a su ubicación oculta y la ausencia de síntomas tempranos, lo que lo hace particularmente difícil de tratar[3].
Los síntomas del cáncer de vesícula biliar a menudo se asemejan a los de los cálculos biliares o la colecistitis, que son afecciones comunes de la vesícula biliar[4]. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, especialmente en la sección superior derecha, náuseas, vómitos y ictericia, que se manifiesta como un amarillamiento de la piel y los ojos[5]. A medida que avanza la enfermedad, también se puede observar pérdida de peso inexplicada e hinchazón[6].
Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de vesícula biliar[7]. Estos factores de riesgo incluyen cálculos biliares, pólipos de vesícula biliar, inflamación crónica de la vesícula biliar y ciertos síndromes genéticos[8]. Las mujeres y las personas mayores de 60 años también tienen un riesgo aumentado[9].
La detección temprana es clave para el tratamiento exitoso del cáncer de vesícula biliar[10]. Si nota síntomas persistentes, es crucial buscar el consejo de un proveedor de atención médica[11]. Las opciones de tratamiento generalmente abarcan cirugía, radioterapia y quimioterapia[12]. La selección del tratamiento depende del estadio del cáncer y la salud general del paciente[13].