La quimioterapia, un método prevalente para tratar el cáncer, funciona identificando y eliminando células que se dividen rápidamente [1]. Sin embargo, este procedimiento también puede afectar a las células sanas, resultando en varios efectos secundarios [2]. Los efectos secundarios más frecuentemente observados son fatiga, náuseas, vómitos y pérdida de cabello [3]. La fatiga generalmente ocurre cuando la energía del cuerpo se redirige hacia la curación, mientras que las náuseas y los vómitos son provocados por el impacto de los medicamentos en el revestimiento del estómago [4]. La pérdida de cabello es el resultado de la rápida división de las células del folículo piloso, lo que las convierte en un objetivo principal para los medicamentos de quimioterapia [5].
Otro efecto secundario frecuente es un sistema inmunológico comprometido, que puede aumentar la vulnerabilidad de un paciente a las infecciones [6]. Esto ocurre porque los medicamentos de quimioterapia pueden disminuir la cantidad de glóbulos blancos, que son cruciales para combatir las infecciones [7]. Es crucial que los pacientes tomen medidas para evitar la exposición a gérmenes durante este período [8].
La quimioterapia también puede llevar a alteraciones en el gusto y el apetito, a menudo resultando en pérdida de peso [9]. Algunos pacientes pueden experimentar un sabor metálico o encontrar que los alimentos que antes disfrutaban ahora saben diferente [10]. Mantener una dieta equilibrada puede ayudar a manejar estos cambios y asegurar que el cuerpo reciba los nutrientes necesarios [11].
Por último, algunos pacientes pueden experimentar cambios emocionales y cognitivos, a menudo denominados como 'cerebro químico' [12]. Esto puede abarcar dificultades con la memoria, la concentración y cambios de humor [13]. Es crucial comunicar estos cambios a su equipo de atención médica, ya que exist