La asociación entre los alimentos procesados y el cáncer es un tema que ha generado considerable discusión dentro del campo médico [1]. Los alimentos procesados frecuentemente contienen aditivos y conservantes, algunos de los cuales se han vinculado a un mayor riesgo de cáncer [2]. Sin embargo, es crucial recordar que no todos los alimentos procesados son iguales, y el riesgo puede variar significativamente en función de los químicos específicos utilizados y la cantidad consumida [3].
Un grupo de químicos comúnmente encontrados en los alimentos procesados son los nitratos y nitritos. Estos se utilizan como conservantes en carnes como los hot dogs y el tocino [4]. Algunas investigaciones indican que estos químicos pueden crear compuestos dañinos en el cuerpo, potencialmente aumentando el riesgo de ciertos tipos de cáncer [5]. Sin embargo, la evidencia no es definitiva, y se requiere más investigación para comprender completamente la relación [6].
Otro problema es la presencia de acrilamida, un químico que se forma cuando ciertos alimentos se cocinan a altas temperaturas [7]. Se encuentra en una variedad de alimentos procesados, incluyendo las papas fritas y las galletas [8]. Aunque se ha demostrado que la acrilamida causa cáncer en animales, la evidencia en humanos es menos definitiva [9]. También vale la pena mencionar que la acrilamida también se encuentra en algunos alimentos preparados en casa y en restaurantes [10].
Finalmente, se debe tener en cuenta el perfil nutricional general de los alimentos procesados [11]. A menudo contienen altos niveles de sal, azúcar y grasas no saludables, que pueden llevar a la obesidad, un factor de riesgo conocido para muchos tipos de cáncer [12]. Por lo tanto, aunque la relación directa entre los alimentos procesados y el cáncer aún se está estudiando, una dieta alta en alimentos procesados ciertamente puede llevar a una salud general deficiente y a un mayor riesgo de cáncer [13].