El tratamiento para el cáncer de mama se personaliza para adaptarse a la condición específica y las necesidades de cada individuo [1]. Un componente clave de este tratamiento a menudo implica cirugía, aunque no siempre es un requisito [2]. La decisión de proceder con la cirugía está influenciada por varios factores como la etapa y el tipo de cáncer, la salud general del paciente y sus preferencias personales [3].
En casos de cáncer de mama en etapa temprana, la cirugía puede resultar altamente efectiva [4]. Se emplea frecuentemente para extirpar el tumor junto con algo de tejido circundante, un proceso conocido como lumpectomía [5]. Para casos más avanzados, se puede sugerir una mastectomía, que implica la eliminación de toda la mama [6]. Sin embargo, estas cirugías no siempre son una necesidad [7]. Por ejemplo, si el cáncer se detecta en una etapa muy temprana, o si es un tipo conocido como carcinoma ductal in situ (DCIS), el tratamiento puede implicar radioterapia, terapia hormonal o terapia con medicamentos dirigidos en lugar de cirugía [8].
En ciertos casos, la quimioterapia o la terapia hormonal pueden administrarse antes de la cirugía en una estrategia conocida como terapia neoadyuvante [9]. Esto puede ayudar a reducir el tamaño del tumor y aumentar la tasa de éxito de la cirugía [10]. Por el contrario, algunos pacientes pueden optar por no someterse a cirugía debido a razones personales o posibles efectos secundarios, como alteraciones en la imagen corporal y la salud sexual [11].
En conclusión, aunque la cirugía es un tratamiento prevalente para el cáncer de mama, no siempre es una necesidad [12]. Es crucial discutir todas las opciones de tratamiento con su equipo de atención médica para tomar la decisión más informada para su situación única [13].