La fatiga constante es, de hecho, un síntoma de cáncer, pero es crucial notar que también es un síntoma común de numerosas otras condiciones de salud, e incluso una parte de la vida cotidiana [1]. La fatiga que está relacionada con el cáncer a menudo es más severa, no mejora con el descanso, y puede afectar significativamente tus actividades diarias [2]. Se caracteriza por una sensación de cansancio extremo que no desaparece con el sueño o el descanso [3]. Este tipo de fatiga puede ser un resultado directo del cáncer o un efecto secundario del tratamiento del cáncer [4].
La fatiga relacionada con el cáncer puede ser causada por la energía que tu cuerpo utiliza para combatir la enfermedad, o puede ser un efecto secundario de tratamientos como la quimioterapia y la radiación [5]. Estos tratamientos pueden causar fatiga al dañar células y tejidos sanos, lo que lleva a la anemia, o un bajo conteo de glóbulos rojos, lo que puede hacerte sentir cansado [6]. Además, ciertos tipos de cáncer, como la leucemia y el linfoma, pueden afectar directamente la producción de glóbulos rojos en la médula ósea, lo que lleva a la fatiga [7].
Si estás experimentando fatiga constante, es importante que consultes a tu médico [8]. Ellos pueden ayudar a determinar si está relacionada con el cáncer u otra condición de salud [9]. También debes informar a tu médico si tu fatiga empeora, interfiere con tus actividades diarias, o si experimentas otros síntomas, como pérdida de peso inexplicada, dolor, o cambios en tu piel o hábitos intestinales [10].
En conclusión, aunque la fatiga constante puede ser una señal de cáncer, también es un síntoma de muchas otras condiciones [11]. Es crucial prestar atención a tu cuerpo y buscar asesoramiento médico si te sientes constantemente cansado y está afectando tu calidad de vida [12].