El cáncer de próstata es una forma prevalente de cáncer en hombres, generalmente identificado a través de una secuencia de pruebas [1]. El primer paso suele ser una prueba de sangre de Antígeno Prostático Específico (PSA) [2]. Niveles altos de PSA podrían sugerir un problema de próstata, pero no indican concluentemente cáncer [3]. Otras condiciones, como una próstata agrandada o inflamada, también pueden resultar en niveles elevados de PSA [4].
Un examen rectal digital (DRE) es otra herramienta de diagnóstico frecuentemente utilizada [5]. Durante un DRE, el médico revisa manualmente tu próstata en busca de irregularidades [6]. Aunque esta prueba puede ser incómoda, es rápida y puede ofrecer valiosos conocimientos sobre la salud de tu próstata [7].
Si las pruebas preliminares indican la posibilidad de cáncer de próstata, tu médico podría sugerir una biopsia de próstata [8]. Este procedimiento implica extraer pequeñas muestras de tejido prostático para examen microscópico [9]. Una biopsia puede verificar la existencia de células cancerosas y también determinar la agresividad del cáncer [10].
Por último, se podrían utilizar pruebas de imagen como una tomografía computarizada, resonancia magnética o escaneo óseo para determinar si el cáncer se ha metastatizado más allá de la próstata [11]. Estas pruebas pueden ofrecer una visión más completa de tu salud general y la extensión del cáncer [12]. Es importante recordar que la detección temprana es crucial en el manejo del cáncer de próstata, por lo tanto, los chequeos regulares son vitales