La quimioterapia es un potente método de tratamiento que emplea medicamentos para aniquilar las células cancerígenas [1]. Esta técnica funciona enfocándose en las células que se dividen rápidamente, una característica típica de las células cancerígenas [2]. Sin embargo, es crucial entender que otras células saludables en nuestro cuerpo, como las de nuestros folículos pilosos, tracto digestivo y médula ósea, también se dividen rápidamente [3]. Esta es la razón por la cual la quimioterapia puede ocasionalmente resultar en efectos secundarios como pérdida de cabello, náuseas y recuentos bajos de células sanguíneas [4].
Existen varios tipos de medicamentos de quimioterapia, cada uno con su propia forma única de combatir las células cancerígenas [5]. Algunos medicamentos obstruyen el ADN de la célula cancerosa, impidiéndole dividirse y crecer [6]. Otros se enfocan en las estructuras que ayudan a las células a dividirse [7]. Algunos medicamentos de quimioterapia incluso están formulados para matar de hambre a las células cancerosas cortando su suministro de ciertos nutrientes [8].
La quimioterapia se utiliza frecuentemente en conjunto con otros tratamientos como la cirugía o la radioterapia [9]. El objetivo es reducir el tumor antes de la cirugía, eliminar cualquier célula cancerosa restante después de la cirugía, o mejorar la eficacia de la radioterapia [10]. El régimen específico de quimioterapia será determinado por el tipo de cáncer, su etapa y la salud general del paciente [11].
Aunque la quimioterapia es una formidable arma en la batalla contra el cáncer, viene con su propio conjunto de desafíos [12]. Los efectos secundarios pueden ser difíciles de manejar, y no todos los cánceres responden a la quimioterapia [13]. Sin embargo, la investigación continua está allanando el camino para la creación de nuevos medicamentos y estrategias de tratamiento que son más efectivos y tienen menos efectos secundarios [14]. Es crucial que los pacientes discutan las posibles ventajas y riesgos de la quimiot